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9 de marzo 2022

Día Mundial del Riñón 2022

10-Marzo-2022

El Día Mundial del Riñón 2022 se celebrará el 10 de marzo. El Comité Directivo Conjunto del Día Mundial del Riñón ha declarado 2022 el año de la “Salud Renal para Todos” con un enfoque en la Educación sobre la Enfermedad Renal.

Hay un llamado para trabajar en la superación de las lagunas de conocimiento para mejorar la atención renal.

Las enfermedades renales son a menudo silenciosas y solo presentarán síntomas más evidentes en etapas avanzadas. Pueden comenzar incluso antes del nacimiento y es necesario un alto grado de sospecha para un diagnóstico precoz. Además, tras la aparición de episodios agudos de infección, daño renal, hipertensión arterial, inflamación; existe un riesgo considerable de progresión a enfermedad renal crónica y el seguimiento regular se convierte en la piedra angular de la atención renal preventiva y curativa.

Este año los objetivos principales serán centrar los esfuerzos para aumentar la educación y la conciencia sobre la salud renal y reducir la gran brecha de conocimiento en la enfermedad renal sensu latu (especialmente la Enfermedad Renal Crónica) y en todos los niveles de atención renal.

 

Esto incluye la importancia del diagnóstico y tratamiento precoces, además del seguimiento de estos pacientes en relación con los marcadores de daño renal progresivo: control periódico de la presión arterial, función renal y presencia de proteinuria, microalbuminuria y alteraciones del análisis de orina.

 

Efectivamente, la Asociación Latinoamericana de Nefrología Pediátrica, la Asociación Internacional de Nefrología Pediátrica, la Sociedad Internacional de Nefrología y varias otras Sociedades Médicas alrededor del mundo están trabajando en la educación continua em enfermedades renales.

Los pediatras tenemos la «gran» responsabilidad de trabajar con niños. Necesitamos saber reconocer y diagnosticar las enfermedades renales con el riesgo de afectar irreversiblemente la salud y evolución de nuestro paciente.

 

Aunque sea imposible hacer una exposición amplia, citaremos a continuación algunos ejemplos de enfermedades comúnmente tratadas por los pediatras que reflejan la importancia del conocimiento del pediatra en relación con las enfermedades renales:

 

Las infecciones urinarias recurrentes necesitan ser diagnosticadas, investigadas (en relación a los factores causales, para que sean eliminadas) y tratadas con un plan terapéutico definido. Existe el riesgo de desarrollar cicatrices renales y las cicatrices renales pueden causar disfunción renal (proteinuria, microalbuminuria, hipertensión arterial).

 

Las anomalías renales diagnosticadas durante el control prenatal necesitan ser evaluadas al poco tiempo del nacimiento y también sometidas a un plan diagnóstico, terapéutico y de seguimiento (cuando sea necesario, deben ser evaluadas por el cirujano pediátrico). A los recién nacidos con meningomielocele se les debe evaluar el tracto urinario lo antes posible y se les debe hacer un seguimiento regular después del alta hospitalaria debido al riesgo de infección del tracto urinario, daño renal crónico e incontinencia urinaria.

 

Las urolitiasis necesitan ser investigadas, porque los trastornos metabólicos causales deben ser tratados, se debe educar a la familia sobre los riesgos asociados con la obstrucción y la ITU y también sobre la necesidad de hábitos alimenticios saludables, incluida la ingesta adecuada de líquidos.

 

Los niños con la hipertensión arterial suelen ser adultos hipertensos y, según la OMS, la hipertensión afecta del 20 al 25% de la población mundial y es una de las principales causas de enfermedad cardiovascular en adultos jóvenes con desenlace fatal, en muchos casos. Es fundamental que el pediatra mida la presión arterial del niño con una técnica adecuada y compare el resultado con valores de referencia validados para que se realice el diagnóstico y se establezca la orientación y el tratamiento. Si la presión no se mide el diagnóstico no se hará y el tratamiento no será establecido. Se recomienda medir la presión arterial una vez al año en niños a partir de los 3 años sin factores de riesgo. En aquellos con factores de riesgo (independientemente de la edad), se debe medir la presión arterial en todas las consultas médicas.

 

Es necesario tener un alto grado de sospecha ante la lesión renal aguda (en todos los grupos de edad pediátricos), especialmente en pacientes críticos, para que el diagnóstico sea precoz y se establezca el plan terapéutico, que debe incluir la prevención de nuevas enfermedades (p. ej., no uso de fármacos nefrotóxicos). Los intensivistas neonatales y pediátricos deben monitorear la función renal incluso en ausencia de oliguria y deben considerar la importancia de la sobrecarga de líquidos en la mortalidad y morbilidad de la UCI. Además, tras el alta, estos pacientes pueden desarrollar disfunción renal, aun cuando tengan niveles normales de creatinina en el momento del alta hospitalaria y deben ser monitorizados para detectar creatinina sérica, aparición de proteinuria, microalbuminuria, hiperfiltración y/o hipertensión arterial.

Los neonatólogos y pediatras deben monitorear la función renal en los recién nacidos especialmente, los que presentaron agravio renal agudo en el período neonatal.

 

Esperamos que trabajando juntos, en la educación continua en nefrología pediátrica y, también, movilizando acciones con los órganos de gestión de la salud, podamos llamar la atención sobre la importancia del diagnóstico y tratamiento temprano de la Enfermedad Renal y la necesidad de contar con ayuda a nivel nacional. Esto es necesario para que nuestros niños puedan recibir tratamiento inicial, incluso en regiones de escasos recursos, y que estos mismos niños puedan ser derivados a centros de referencia para tratamiento especializado, tanto agudo como crónico.

 

Así caminaremos hacia nuestro objetivo mayor «SALUD RENAL PARA TODOS».

 

Nilzete Liberato Bresolin

Maria Goretti Moreira Guimarães Penido

Lilian Monteiro Pereira Palma

Anelise Uhlmann

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